sábado, 22 de febrero de 2014

La despolitización de la política

Editorial de la revista Punto a Punto

Rogelio Snaider
la política es muchas veces la diosa de la ironía,
cuando los partidos, al hacerse del poder
 reniegan de sus principios fundacionales”.
La política, tratada como alienación, tiene mucho que ver con el tema de referencia y con nuestra educación cívica, incluida en “educar para la vida”. Separamos un  tema de otro para una mejor comprensión de los procesos y del estado al que hemos llegado y de sus por qué. Somos conscientes que no es fácil digerir que la política es muchas veces la diosa de la ironía y fundamentalmente cuando quienes ostentan el poder han renegado de sus principios fundacionales, bajo el pretexto que se quiera invocar, como por ejemplo, palabras hoy de moda “pragmatismo”, progresismo”.
Estos procesos  fueron anulando las decisiones políticas ciudadanas, para caer en el pozo donde estamos. Por algo la historia sigue siendo la maestra, cuando sabemos recuperarla y no usarla a nuestro antojo y conveniencia.
Con un poco de observación podemos darnos cuenta como la ciudadanía ha perdido el concepto de “política” al alejarse de lo “cotidiano”, de los problemas de su barrio, de su ciudad, de su país cayendo en las garras por las disputas del poder.
Pero, ¿cuándo empezó a despolitizarse el ciudadano?, se estará preguntando usted, que poco y nada le importa hoy la política?
Muy sencilla la respuesta y siempre buceando en la historia, podemos afirmar que se dio cuando la actividad política se institucionalizó, cuando la “res pública” se transfirió a manos de los políticos por encima de la sociedad, creando una división entre gobernantes y gobernados, dominadores y dominados, entre dirigentes y dirigidos. Esta situación creada interesadamente por los políticos, promueve, y quien pude negarlo, una ciudadanía amorfa, institucionalizada, donde la participación ciudadana se reduce a un voto cada cinco años de una representación política, que en muchas ocasiones solo representa a un sector, caso reciente la elección de nuestra intendenta y de los alcaldes, donde ya ni siquiera el voto representa a nadie.
Hoy su propio desinterés por la política favorece esta despolitización dejando en manos de quienes se sienten dueño de la política, que pasa por manos de los partidos y de quienes ostentan el poder.
Nosotros desde estas páginas le hemos acercado una serie de temas tendientes a ayudar a nuestra formación cívica y política, lamentablemente hoy usada y desvirtuada por los propios interesados en la política.
Nuestra representación política, cada vez se aleja más de lo cotidiano, aunque traten de vendernos espejitos de colores y hacernos creer que nosotros somos los responsables de nuestro medio ambiente, de nuestro barrio, de nuestra ciudad, en definitiva de nuestro país por el solo voto que emitimos cada cinco años. ¡Vaya democracia! ¡Vaya política!
Una cosa son la verborragia de los políticos ofreciendo soluciones, que se dilatan en el tiempo y otra cosa son políticas encaminadas a la solución real de los problemas de la sociedad. Siempre en manos de nuestros “tutores”, de lo que nosotros “mandatamos”, que siempre terminan haciendo lo que ellos quieren, en nombre del “progreso” y no lo que la ciudadanía demanda. Hoy está de moda el decir “hay que revisar el pasado, nuestra ideología, nuestros principios y acomodarlos al presente”, que no es otra cosa  que renunciar a nosotros mismos, a nuestro ser nacional, en aras a la globalización.
De seguir así ¿a dónde llegaremos, si ya hemos entregado una tercera parte de nuestras mejores tierras al extranjero, abrimos nuestras puertas a las multinacionales y seguimos mercerizando nuestras empresas estatales?

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