Editorial de la revista Punto a Punto
En nuestras editoriales expusimos que ya no es
posible ejercer nuestros derechos por más que nuestras responsabilidades
sew cumplan. Esto lo afirmamos porque quienes ejercen el gobierno están
sometidos a quienes poseel mucho dinero y les otorgan regalías o
favores para que esto suceda.
Hemos
aseverado que sin educación los pueblos no alcanzan a percibir estas
picardías, ni son conscientes de que existen y por ende no saben de sus
derechos.
Finalmente,
en la editorial del sábado pasado reiteramos:la tierra sin hombres y el
hombre sin tierra, es una de las grandes calamidades que esá sufriendo
esta humanidad, lo cual en consecuencia sigue y seguirá desatando otras
calamidades que finalmente no podremos soportar.
Estas breves consideraciones previas, nos lleva hoy ha hablar sobre:
LA DEMOCRACIA
Y EL CAPITALISMO NO CONVIVEN
Los mejores analistas sociales, y digo “analistas
sociales” y no politólogos, sostienen que un Estado democrático no puede
convivir con un sistema capitalista*, cosa que no entienden nuestros gobiernos
que se profesan democráticos, cada vez más entregados a los capitales
imperiales, bajo la denominación de “progresistas”, sofistería inventada en
nuestros tiempos modernos en lugar de
llamarse lisa y llanamente “capitalistas”.
Tratemos de explicar qué entendemos por democracia y capitalismo no conviven,
afirmación ésta que va contra corriente
y que conforma hoy toda una cultura política difícil de erradicar de la cabeza
de la gente.
Cuando decimos que no conviven, entendemos
que no pueden coexistir, si por democracia entendemos el gobierno del pueblo,
es decir la vida política de un pueblo.
La democracia tiene como presupuesto la igualdad
de los derechos de los ciudadanos,
porque en ellos reside el poder de decisión, que a lo largo de los años se fue desvirtuando
y que habrá que recuperar.
Ahora bien, ¿dónde está la igualdad de los
derechos de la ciudadanía?, están la lucha de clases, la eliminación de las
élites privilegiadas, sean políticas,
sean sociales, sean personales; el derecho a la educación, a la salud, a la
vivienda, a un sueldo y a una jubilación dignos…
Mientras que donde está la desigualdad existen
las relaciones de explotación y de injusticias.
Leonardo Boff se pregunta “cómo establecer
relaciones mínimas de equidad, de participación, de democracia real cuando se
revelan estas inequidades ahogando los
gritos de sufrimientos de millones de
personas “.
Sólo será posible con la intervención de un
Estado fuerte, capaz de revertir esta situación de injusticias, que no de
vuelta la cara ante las situaciones de los más débiles con una aplicación progresiva de
impuestos sobre la riqueza, y una justa
distribución de la misma. Todo lo contrario de lo que se hace en actualidad, porque
el objetivo de la economía, en un sistema democrático, no debería ser la
ganancia, la especulación financiera, el lucro, sino el bienestar de la
población.
Pero, para entrar por este camino, es
necesario organizarnos, movilizarnos y luchar por nuestros derechos en la búsqueda
de una salida justa, saludable para todos.
La política se ejerce todos los días y no una
vez cada 5 años. Los políticos no deben decidir por nosotros, somos nosotros
quienes debemos decidir sobre ellos y eso es el ejercicio de una democracia
directa, y no representativa como lo es ahora, donde poco y nada importa la
ciudadanía, sí los intereses partidarios, donde prima la economía sobre la
política y la ética ya no existe.
No se trata de convivir con un sistema
perverso y corrupto, sino de cambiarlo para generar nuevos partidos que surjan
no de idealistas u opositores de partidos fracasados, sino de la propia gente.
Terminó la era de los faraones, de los Césares, de los monarcas y de los
caudillos. Llegó la hora del pueblo en quien reside toda decisión y en quien resigna
todo poder. De ahí que ejercer la política, es decir ser político, no
necesariamente implica pertenecer a un partido. La política es propiedad del
ciudadano, que es quien, en última instancia, debe decidir sobre los intereses
de la comunidad.
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* Thomas Piketti, Richard Wikinson, Eric
Hobsbaum, entre otros grandes pensadores del mundo capitalista, que no son
izquierdistas, sino pensadores independientes, que saben mirar el mundo desde
adentro y desde afuera.
Rogelio
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